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Kirchner x María Eugenia Cerutti

Néstor Kirchner
Debates

Una muestra virtual de sus fotos

En ocasión de las actividades especiales dedicadas a la figura del expresidente Néstor Kirchner, a 10 años de su partida, presentamos una muestra fotográfica dividida en tres partes que asombra por la cercanía lograda en cada una de sus imágenes. María Eugenia Cerutti nos muestra sus años como reportera gráfica en un recorrido que inicia en la campaña del 2003 y concluye con la eterna procesión de gente que fue a despedir al exmandatario en la Plaza de Mayo.

María Eugenia Cerutti tuvo el privilegio de poder retratar a través de sus fotos uno de los momentos más importantes y  relevantes de la historia  argentina reciente: la vida política de Néstor Kirchner, entre los años 2003 y 2010.

Se conocieron cuando María Eugenia trabajaba en Clarín, medio en el que estuvo durante diecisiete años. Los diarios con mayor circulación de esa época designaban un fotógrafo (muy pocas veces, una fotógrafa) para acercarse al candidato en el seguimiento del último tramo de la campaña. En la actualidad, esa tarea no existe porque cada candidato o candidata tiene su propio fotógrafo, con su propia mirada. Una de las fotos que da inicio a esta relación es la que hizo el día anterior a las elecciones de Octubre de 2003. “Vayamos al río”, dijo él cuando salieron de la residencia en Santa Cruz. Ese día, María Eugenia le pidió una foto a Néstor para anunciar al día siguiente la elección. Fueron al río que él propuso. La sesión duró dos minutos. Era un sábado, a la tarde.

Primer álbum

En la última semana de la campaña del 2003 María Eugenia acompañó a Néstor todos los días. Como fotógrafa enviada por el diario Clarín, pudo fotografiarlo en la intimidad junto a su familia: Cristina, Máximo y Florencia, y su vida los días previos a la elección que tendría una inesperada y única vuelta. La noche de la elección, María Eugenia se mantuvo cerca de los momentos que ayudaron a construir un personaje. “La fotografía es un lenguaje ambiguo y eso es lo que la hace tan interesante. Como todo, cuando hay una persona, cuando hay un ser humano, ahí ya hay un recorte, una intencionalidad”, dice la fotógrafa. El recorte es sobre todo una manera de mirar, de meterse en una escena sin ser vista, sin detenerla.

Antes de asumir la presidencia, Néstor emprendió una gira latinoamericana para conocer a Lula y Lagos. En el avión, María Eugenia capturó la escena en la que conversa con Alberto Fernández, una imagen y un testimonio que el actual presidente recuerda con afecto. Entre los periodistas y el resto de las personas que viajaban, Néstor y Alberto conversan para siempre como si no hubiera nadie más. Es la mirada de Eugenia la que busca en el pasillo del avión, encuentra y crea una foto, ahí donde algo pasaba sin ella.

Segundo Álbum

Hay una foto que falta, que no existe, la de Néstor con la banda presidencial. No hubo foto oficial, él no la quiso, como parte del estilo descontracturado que lo marcó desde el primer día. Su preocupación era estar cerca de la gente, más allá de cualquier protocolo. Hasta ese momento, el contacto físico de un político con la gente era algo inesperado y por eso algunas fotos hasta resultaban rarísimas, no sólo para la prensa sino también para la gente.  María Eugenia recuerda que, en la quinta de San Vicente, Néstor se bajó del helicóptero y todo el mundo se le fue encima con las aspas aún en movimiento. “En ese momento no veía nada, solo levanté la cámara y disparé varias veces”. Uno de sus primeros viajes como presidente fue a un paro docente en Entre Ríos en que la gente fue a recibirlo al aeropuerto. Siempre, la gente. María Eugenia pronto desarrolló una estrategia útil: “Yo lo miraba a él, él miraba a la gente, y ahí iba. Ahí estaba la foto”.

Tercer álbum

El azar es parte de cualquier evento, aún de aquellos con protocolos bastante firmes como la asunción. María Eugenia recuerda ese momento como un golpe de suerte. Néstor caminaba desde el Salón Blanco hacia el despacho presidencial cuando la vio e inmediatamente dijo “Ella viene conmigo”. Parte de la profesión de fotógrafa es entrenarse para la suerte, estar predispuesta a que el azar te suceda, dice ahora la persona cuya mirada supo entonces capturar momentos históricos clave de la política argentina. Lo que no es azar es la convicción política. El 24 de marzo de 2004, cuando Néstor anunció la creación del museo de la memoria en la ex ESMA, María Eugenia pidió ir a cubrir el acto. “Mi abuelo fue secuestrado en Mendoza y trasladado a la ESMA en dictadura, allí se lo vio por última vez”.  La imagen con la que todes recordamos este día fue tomada por y desde la mirada y emoción de María Eugenia. La foto que todes conocemos, en la que casi podemos escuchar el “proceda”, la mirada fija de un presidente, su puño, el cuadro, bajando.

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