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Cantera: De cerca nadie es normal

Cantera, Cine

En el marco de Cantera, el espacio de cine experimental del Centro Cultural Kirchner, se presenta De cerca nadie es normal, un nuevo proyecto audiovisual coproducido con el Archivo General de la Nación y el Centro de Arte Sonoro.

Desde su apertura, Cantera buscó explorar y discutir las nociones de patria, trabajo y futuro. De cerca nadie es normal continúa esta línea de investigación, y para ello convocó a las compositoras Sol RezzaAgustina Wetzel y Cecilia Castro.

Las compositoras trabajaron sobre la película Por tierras argentinas, un documental dirigido por Federico Valle que retrata el país tal como se lo veía en 1929. El largometraje, exponente del cine mudo argentino, fue pensado como una realización institucional para que se conocieran en el mundo las bondades del territorio argentino, y De cerca nadie es normal propone un acercamiento a ese período histórico y su idiosincrasia.

Rezza, Wetzel y Castro intervienen distintos fragmentos de la película, y cada una de las tres obras sonoras cambian por completo la experiencia original del documental. En la pieza de Rezza, una voz robótica se pregunta sobre los algoritmos y la colonización desde una mirada feminista; voces de archivo superpuestas sobre sintetizadores hablan del fracking en la pieza de Wetzel, que trata la catástrofe ambiental; y Cecilia Castro realiza una sonificación de lo que podría ser la revolución tectónica como representación de una tierra que ha sido resquebrajada, sacrificada y abierta por fuera a partir de textos del filosofo iraní Reza Negarestani.

La obra de Rezza está anclada en algunas de las preguntas que la compositora se hizo a partir del documental de Valle: ¿qué significa convertirnos en algoritmos? ¿Cómo definimos la colonización? ¿Cuáles son los verdaderos avances tecnológicos? ¿Cómo se mira la migración? ¿Cuál es el rol de la mujer en esta nueva era?

Rezza busca algunas respuestas en las cartas y escritos de Victoria Ocampo y Virginia Woolf, mujeres con una fuerte mirada feminista que enfrentaron grandes contradicciones; en noticias de actualidad; y en fragmentos de la novela Yo, robot, de Isaac Asimov; conformando así un juego de palabras, emociones y sonidos que recrean un imaginario social de un país muy especial.

Wetzel inspiró su trabajo en las promesas incumplidas del pasado, en el devenir del proyecto de país de la Generación del ‘80 y en la catástrofe ambiental a la que asiste el planeta en la actualidad, uniendo distintas realidades globales que dan cuenta de un malestar común, más allá de las geografías y conflictos particulares.

En este sentido, su obra hace referencia al fracking, a películas de Chris Marker y Pier Paolo Pasolini, a la lucha de los mapuches por el reconocimiento de sus tierras ancestrales, al drástico cambio que sufrió la relación entre el hombre y la naturaleza a partir del desarrollo imparable de los procesos extractivistas.

Titulada El núcleo de la Tierra contra el imperio del Sol, la pieza de Castro es una apropiación libre de Ciclonopedia, una novela sobre el petróleo del escritor iraní Reza Negarestani.

La compositora realiza una sonificación de lo que podría ser la revolución tectónica como representación de una tierra que ha sido resquebrajada, sacrificada y abierta por fuera, para la cual el Sol no es más que otro Estado, con sus políticas y economías represivas.

“De cerca nadie es normal”, por Amparo Aguilar y Florencia Curci

El despliegue simbólico que acompañó a la instauración del proyecto moderno coincidió en el tiempo con el período mudo del cine. Las producciones de Federico Valle, entre otros, contribuyeron a generar un imaginario acorde al ideal de nación. Por tierras argentinas, con sus imágenes de paisajes voluptuosos plagados de riquezas por conquistar, evidencian un mundo construido en base a la oposición entre Naturaleza y Cultura, un mundo del hombre y del crecimiento sin límites. La emergencia planetaria que hoy atravesamos reclama que ese paradigma sea revisado.

De cerca nadie es normal afirma –desde su propio nombre– que una aproximación reflexiva y atenta a un imaginario otro implica una crítica y una reversión. El contexto actual, visto así, no es un accidente sino una insurgencia contra el extractivismo sufrido.

La operación es descentrarse. Salir de la visión, sentido privilegiado por los cuerpos modernos, y trabajar con piezas sonoras para aventurarnos en producciones que apelen a sensibilidades no hegemónicas.

Cuestionamos esta película explorando el espacio mutuo y ecológico entre sonar y escuchar, que son siempre términos relacionales, que implican la inmersión en un proceso continuo, acumulativo e interactivo de participación y reflexión. Proponemos rastrear a través del sonido un tipo de conocimiento cambiante, experimental, contemporáneo y falible que nos permita desarmar las construcciones de sentido único.

En esta muestra, las fabulaciones sonoras de tres artistxs nos re-ligan con tiempos otros que son a la vez extraños y familiares, lejanos y propios, creativos y catastróficos. Desentraman los aparatos resonantes del pasado y los proyectan a nuestros futuros, descubren el ruido de fondo de la modernidad y lo amplifican hasta hacerla estallar.

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